LA VIDA DE UN DISEÑADOR CULINARIO
- Paula Rodriguez
- 24 oct 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 5 dic 2023
Juan Antonio Gómez se dedica a uno de los aspectos más importantes que tiene la deliciosa y mágica experiencia de comer: Resaltar todos los detalles visuales del restaurante y la comida para que la foto de Instagram nos salga perfecta.

Hoy les escribo para contarles sobre una profesión casi que incomprensible en este país. Al igual que muchos yo tampoco sabía que los diseñadores culinarios existían. Es por esto que mi curiosidad sobre todos los aspectos que implica una comida me llevó a conocer a Juan Gómez, un chef y diseñador culinario. Su buena energía, la alegría para atender a sus invitados y su talento en la cocina; marcan la diferencia de lo que es un buen producto gastronómico. Un personaje y una profesión de los que vale la pena hablar.
Juan es un Bogotano de descendencia Cubano-española. El gusto por la cocina es algo que adquirió con el tiempo. Su primer acercamiento a una estufa y un sartén fue a los ocho años con su papá. Este personaje, el señor Luis Antonio Gómez fue quien le enseño sobre la cocina de Colombia y otros lugares del mundo. Su padre se encargaba de atender a familiares y amigos en las reuniones y Juan era su ayudante. Así fue como la escena de padre e hijo en una cocina se convirtieron en una fuente de inspiración para Juan y en una guía de ese "nuevo mundo" del que haría parte en un futuro: el mundo de la creación de platos y todo lo relacionado a la comida.
Este nuevo mundo pareció cautivar a Juan y por ello decidió estudiar Artes culinarias en el School of culinary arts Forte Lauderdale. Una carrera que propone la cocina de manera creativa enfocándose en la importancia de lo visual y rescatando los sabores y recetas tradicionales. Esta carrera le brindo herramientas y conocimientos con los que logró crear platos, marcas de productos, logos y propuestas relacionadas a la gastronomía de manera innovadora.

Juan emprendió un viaje por su pasión. La comida unida al diseño trajeron a su vida no solo la enseñanza de técnicas, sabores y productos, sino que además le regalo una de las cosas más importantes para él: Su grupazo de amigos. Estas personas que según parece ya se convirtieron en su segunda familia y cómplices de su profesión. Planes llenos de charlas únicas y un poco locas, música y comida (increíblemente no el simple plato de palomitas con papas o la pizza de la esquina), hacen los días de Juan y su parche.
Un chef que se le mide a todo, así es juan. Un explorador de todos los campos de la cocina. No tiene una preferencia por el mundo dulce o salado. Es así como logra realizar y crear platos con un juego de aspectos y combinaciones que muestren la belleza de la comida y el arte que se crea a través de ella.
Su amplia visión de los productos y comidas lo llevo a conocer sobre temas relacionados al licor. Esto lo apasiono al punto de crear su propia marca de Vodka: Meyta Spirit. Su interés por este producto parte su curiosidad por la alquimia y de chismear a una viejita, perdón, a una señora de edad, quien también compartía este gusto. Una rusa de edad que coleccionaba químicos y productos muy particulares que llamaron la atención de Juan. Esta señora, un poco mística y curiosa, la conoció tiempos atrás por un amor pasado. Ella tenía su habitación llena de productos que obligaron a Juan a calmar su curiosidad y preguntar de qué trataba. Así descubrió que ella destilaba vodka y que el lo podía hacer en casa.
Probando y experimentando por su cuenta, Juan le sacó provecho a esa curiosidad por la alquimia y logró implementarla en su comida y en la marca de vodka que tiene en la actualidad. Vodkas artesanales hechos con diferentes especias, trigos, pimientas, sabores, aromas y otros secretos que representan los puntos y caminos de La Ruta de la Seda. Un camino que recorrían los comerciantes organizados a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a.c. Esta ruta se extendía por todo el continente asiático,y conectaba a China, Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Durante estos recorridos los productos que transitaban eran finos y de la más alta calidad para la época.
Su marca de vodka se la jugó con un ingrediente místico: La mandrágora. Una especie de planta que fue usada principalmente en Europa para fines medicinales. Sus raíces han sido usadas durante la historia en rituales mágicos y brujería, ya que su aspecto tienen cierto parecido a una figura humana. Esto le ayudó a darle un misticismo a su producto y a tener la inspiración para crear el logo y el nombre del Vodka. Meyta que traduce literalmente estado de en sueño.

He decidido describir a Juan como una persona que se quiere comer el mundo. En su sentido literal de probar y conocer sobre la comida y además de no quedarse quieto y crear cosas increíbles. Con su empresa Juan Antonio Gomez, que funciona desde hace 11 años, maneja (además de la marca de Vodka) una marca de panes llamada Roggen Cereales Rústicos, la distribución de especias y harinas y una organizadora de eventos (con todos los juguetes) llamada 7 elementos. Marcas e ideas únicas con una calidad impresionante.
Adicionalmente, el trabajo de un diseñador culinario como Juan le permite hacer asesorías y correcciones dentro de los restaurantes. Organizar de mejor manera los menús, buscar el máximo provecho de los productos, hacer renovaciones en los platos y preparaciones; y aportar a la imagen del restaurante. En otras palabras a corregir los errores que muy pocos notan.
Vienen proyectos interesantes con los negocios y el trabajo de Juan. Empezando por su extenso viaje por India, un país encantador lleno de sabores he inspiración. Les recomiendo que lo sigan y se animen a conocer un poco sobre esta interesante profesión. Con él aprendí a valorar y reconocer aun más que así como él mismo lo dice: "Todos los detalles en la comida son importantes, en esos pequeños detalles están los Dioses; y así mismo el diseño está en TODO ".
(La mayoría de las fotos fueron tomas de los perfiles oficiales de Juan y sus productos)
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